¿Son las Políticas Exteriores Feministas del Norte Global promotoras de un feminismo blanco y hegemónico?


Autora: Ludmila Quirós. Politóloga e investigadora. Actualmente es candidata a Máster en RRII y Seguridad Global por la Università di Roma, La Sapienza y estudiante de Maestría en Género, Política y Sociedad por FLACSO Argentina.

En el mundo, solo unos pocos países han adoptado una Política Exterior Feminista (PEF) o una agenda con perspectiva de género (APG) como principio rector de su estrategia de inserción internacional. Mientras la mayoría se encuentran en el Norte Global, cada vez más países del Sur Global se están sumando a esta tendencia.

La tensión epistemológica que subyace y da forma a este nuevo paradigma se dirime entre los postulados hegemónicos del Norte Global y las reflexiones críticas del Sur Global[2]. Superar esa tensión a través de agendas de diálogo e intercambio mutuo -considerando que esas experiencias pueden ser complementarias y no antagónicas- constituye el principal desafío de los actores políticos involucrados en la reflexión y formulación de agendas de política exterior de género. Ahora bien, ¿cómo se produce ese diálogo entre múltiples feminismos? O, en otras palabras, ¿cómo podría instrumentarse?

En principio, defino esta tensión como un cuestionamiento crítico por parte de los feminismos del Sur Global acerca de cómo y quién construye las narrativas de género y de qué manera estas son internalizadas por los Estados y externalizadas por medio de discursos, normativas, comportamientos, regímenes y políticas.

En las experiencias actuales, la preponderancia de los poderes dominantes en la construcción de esas narrativas –caracterizada mayoritariamente por representar al género desde la visión de un feminismo blanco, occidental, hegemónico y binario– ha generado modelos de Política Exterior sesgados y hechos a la medida de los estados del Norte Global, que resultan poco representativos de las luchas feministas y de los conflictos que transversalizan las múltiples identidades que cohabitan el Sur Global[3]. De forma paralela, esas disidencias ontológicas entre un feminismo y otro tienden a profundizar más la brecha Norte-Sur en la medida que las visiones acerca de lo que cada feminismo subalterno concibe como género, paz, seguridad, desarrollo, equidad y violencia, difiere no sólo de los postulados del Norte Global, sino también de los propios feminismos críticos, toda vez que las desigualdades sistémicas no afectan de la misma manera a las poblaciones blancas, negras, indígenas o LGBTQ+.

De ahí que la importación de modelos del Norte Global a las realidades locales no sólo sean incongruentes con las propias realidades domésticas (p.ej.: en México donde son desaparecidas cientos de mujeres), sino que pueden acabar siendo funcionales a los intereses del Norte Global, al internalizar los mismos valores y reproducir los mismos sesgos de género que llaman a erradicar. De hecho, esas prácticas terminan por imponer un estándar de “cómo se hacen bien las cosas” que no solo es ajeno al Sur Global, sino que también pueden contribuir a crear obstáculos en las etapas de diseño e implementación de este tipo de políticas.

Frente a este escenario, la construcción del diálogo propuesto debe ser capaz de impulsar una acción política conjunta, que canalice las diferencias en términos interseccionales y reconozca las múltiples disociaciones y opresiones que representa cada feminismo, al tiempo que desafíe las jerarquías sociales y los posicionamientos androcentristas y heteropatriarcales sobre las que se basa la política internacional.

Para ello, es necesario romper con esa tensión, abordando los diferentes obstáculos culturales, políticos, étnicos, ideológicos y geográficos que la componen y que impiden los puntos de encuentro entre las experiencias del Norte y el Sur. Al hacer esto, no buscamos una homogeneización de los feminismos ni un modelo que estandarice los comportamientos y sirva a todos los Estados por igual. Por el contrario, este diálogo entre las experiencias de inserción del Norte y el Sur debería promover un cambio sistémico –capaz de suprimir la arquitectura de opresión del poder global materializado en lo que Lugones (2008) llama Sistema Moderno/Colonial de Género–, y crear un movimiento internacional solidario y horizontal.

Ahora bien, ¿cómo se expresa esa tensión? A continuación describo brevemente los cinco obstáculos que a mi criterio la articulan.

El primer obstáculo es aquel representado por la construcción tradicional del género, que reproduce jerarquías y categoriza a las mujeres como libres/independientes u oprimidas/víctimas de acuerdo a su posición de poder. Esto se observa en las políticas de ayuda al desarrollo, cuyos modelos siguen siendo proyectados desde la colonialidad del poder vertical y asistencialista (Zhukova, 2023).

En segundo lugar está el sesgo de subalternidad, el cual se basa en cómo la pertenencia geográfica, étnica y racial no-hegemónica limita y condiciona la participación de ciertos actores que buscan cambiar las estructuras opresoras del orden liberal. Dentro de este sesgo encontramos los movimientos de personas indígenas, que pugnan por generar un cambio en la política internacional. Otro ejemplo es la baja representación de mujeres del Sur Global en los distintos cuerpos de la Organización de Naciones Unidas (ONU). En la misma línea, se observa una marginalización del pensamiento intelectual de mujeres de color en la política global.

El tercer obstáculo es la falsa solidaridad, vinculado con la idea de “salvación” de los poderes dominantes a través de políticas de género liberales que resultan contraproducentes. Aquí podría citar el ejemplo dado por Arruzza, Bhattacharya y Fraser (2019) sobre los microcréditos como mecanismo de reparo contra la violencia machista. ¿Acaso este tipo de “ayudas” no genera más dependencia en las mujeres pobres del Sur Global que reciben asistencia desde el Norte y terminan siendo esclavas del propio sistema hegemónico que promete brindarles independencia y autonomía?

El cuarto obstáculo es el capitalismo sexista, opresor y segmentador de género. Un ejemplo claro son las mujeres migrantes del Sur Global empleadas en áreas del hogar/cuidado en países de Europa (Degani 2022). Estas trabajadoras –muchas de las cuales permanecen irregulares– constituyen un segmento importante de la división sexual del trabajo, explotado por los Estados de Bienestar del Norte.

Finalmente el quinto obstáculo es el militarismo y la masculinidad guerrera como elementos intrínsecos de la política internacional. Aquí podríamos mencionar la participación marginal de las mujeres del Sur Global en procesos de construcción de paz, así como también su limitada representación en operaciones de paz.

Frente a este es escenario, facilitar un diálogo entre las experiencias del Norte y el Sur Global implica un esfuerzo conjunto, el cual se puede llevar a cabo a través de acciones concretas como la promoción de agendas feministas interministeriales y la construcción de redes internacionales de recursos humanos del sector público y privado, que fomenten a partir de perspectivas de género integrales la formulación de políticas públicas de equidad. También se deberían implementar programas de buenas prácticas, aprendizaje mutuo e intercambios de experiencias, las cuales deberían promover un nuevo lenguaje de comunicación y la deconstrucción de las estructuras patriarcales que todavía se encuentran enraizadas en las identidades nacionales del Norte y el Sur Global.

Bibliografia

Arruzza, C; Bhattacharya, T y Fraser, N (2019). Femminismo per il 99%. Un manifesto. Economica Laterza, 2019.

Degani, P (2022). Domestic/Care work and severe exploitation. The limits of Italian migrant regularization schemes. Frontiers, Sec, Refugees and Conflict. Vol 4, 2022.

Lugones, M (2008). Colonialidad y Género. Tabula Rasa.

Zhukova, E (2023). A struggle for hegemonic feminisation in six Feminist Foreign Policies Or, How social hierarchies work in Wold Politics. Millennium: Journal of International Studies, 2023. Disponible en: https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/03058298231182186


[1] Blog original. Las opiniones expresadas en este blog no representan necesariamente a las de PEFAL.

[2] Decolonialistas, autónomas, indigenistas y del feminismo negro.

[3] Subalternidad, colonialidad, resistencia, explotación, subordinación, discriminacion, inequidad.

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