La Política Exterior Feminista como Estrategia de Inserción Inclusiva y Sostenible 

Luis Fernando Vargas-Alzate. PhD., Máster y Especialista en Estudios Políticos. Profesor Asociado de la Universidad EAFIT, de Medellín (Colombia). Directivo de la Red Colombiana de Relaciones Internacionales, RedIntercol.

A lo largo de su historia, América Latina ha contado con una tradición inconveniente en relación con sus políticas exteriores. Éstas se han confeccionado de espaldas a la sociedad, optando por dejar atrás la posibilidad de valorarlas como una herramienta útil para el fortalecimiento de sus políticas domésticas. Afortunadamente, cada vez se despliegan más discusiones sobre lo que una política exterior representa en la búsqueda de los fines trazados por la política interna, traduciéndose en un mayor compromiso de los Gobiernos para diseñar e implementar estrategias de inserción global que permitan el involucramiento de una amplia diversidad de actores de la sociedad.

Es relevante destacar que en el ámbito regional se adelantan esfuerzos significativos por adaptarse a las demandas de la Agenda 2030 del Sistema de Naciones Unidas, que insta directamente a entender el ejercicio político desde la inclusión y la sostenibilidad, siendo innovadores y vanguardistas en el planteamiento, diseño y ejecución de la política exterior, entre otras directrices. En tal dirección, hacer referencia, por ejemplo, a la Política Exterior Feminista (PEF), se ha convertido en una aproximación ineludible que permite sincronizar las estrategias de inserción global con las demandas internas.

Para una mejor comprensión, es menester recordar la primera PEF, promovida e implementada por Suecia (2014), que reformó su estrategia internacional, convirtiéndola en un modelo de inclusión en materia de género. Esto es interesante porque este país vinculó acertadamente la realidad de su aparato diplomático, servicio exterior y relaciones internacionales a situaciones internas que no fueron intervenidas por ninguna otra administración. Entre ellas, se destaca la falta de paridad en el aparato gubernamental y el relativo bajo valor con el que se comprendía el rol de las minorías en la administración estatal. De esta forma, Suecia trazó y ejecutó en su ejercicio político de vincular al Estado con el ámbito global, programas incluyentes, inter-seccionales, alternativos y transversales, respaldados en la concepción multidimensional de la seguridad humana.

Precisamente a partir de este ejemplo se insertaron novedosos elementos conducentes a la transformación más amplia de lo que tradicionalmente se concebía como política exterior en muchas partes del mundo. Lo avanzado posteriormente en países como Canadá, España, México, Luxemburgo, Noruega, Australia y Chile, entre otros, diversificó las estrategias de acción de la PEF, afectando positivamente las agendas de seguridad, defensa, migraciones, equidad de género y cambio climático, entre otros asuntos relacionados con la Agenda 2030. Sin duda, una estrategia de política exterior de esta naturaleza entra en sintonía con el llamado a la sostenibilidad que hoy reclama el ejercicio de la gobernanza global.

Entender el feminismo enmarcado en una política exterior es complejo. Más aún cuando lo que se espera es la construcción de políticas inclusivas, transversales e interseccionales. En este contexto, un importante referente global, como lo es el International Center for Research on Women, ofreció líneas conceptuales gruesas, señalando que una PEF debe priorizar la paz, la equidad de género, la preservación ambiental y el respeto por los derechos humanos. Además de lo anterior, el Center for Feminist Foreign Policy clasificó a la PEF como una estrategia que persigue la igualdad para todos, consagra los derechos humanos de las mujeres y grupos políticamente marginados, contribuyendo a la seguridad humana y la paz feminista.

En línea con esos desarrollos, y tomando los referentes más reconocidos en el ejercicio de confeccionar una estrategia de PEF, es menester ser meticulosos al analizar los gobiernos que anuncian tales estrategias. Si bien las discusiones, el diseño y la implementación de una PEF condicionan su vínculo con las propuestas gubernamentales o planes de desarrollo expuestos por las administraciones en el ámbito nacional (gobierno central), también es prioridad lograr conexión con las realidades del ejercicio político regional y local. Por tanto, pasar “del dicho al hecho” en la implementación de la PEF exige conocer y entender lo que pasa en el territorio para conectarlo con el exterior en procura de soluciones y acompañamiento.

Esa transición de la retórica a la praxis implica un entendimiento dual de las realidades del territorio y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Recuérdese que, entre otras metas, las políticas exteriores se diseñan para superar las dificultades domésticas. Por lo tanto, los Gobiernos de México, Chile y Colombia, que han expuesto oficialmente su deseo de trabajar en tal dirección, cuentan con realidades sociales estructurales que serán un desafío interesante para las etapas de implementación de estas Políticas. 

A partir de este panorama, se insta a los gobiernos de la región a proyectar en la política exterior una estrategia que, a través de la conjugación de intereses, principios, valores y necesidades, esté atada incondicionalmente a las políticas públicas de carácter local y provincial (territorial). Con ello, será posible avanzar a una etapa más madura de conexión con los actores globales que pueden apoyar los programas diseñados, para satisfacer las necesidades y demandas de las sociedades regionales.  Trazar el ejercicio considerando la ruta de la sostenibilidad es fundamental. La inclusión, diversidad, equidad de género, igualdad de oportunidades, transversalidad y el empoderamiento permiten avanzar hacia un desarrollo en sentido estricto.

A causa de su integralidad, la comprensión y puesta en práctica de una estrategia de PEF podría convertirse en un impulsor de la calidad en la gobernanza regional. Para tal efecto, los gobernantes deben acudir a una mirada holística del proceso constructivo de la misma. Dejar de lado la tradición elitista y marcadamente excluyente que caracterizó a la región hasta hoy, y lanzarse decididamente hacia una reconfiguración de la política exterior, con foco en el ser humano, en el territorio y en la sostenibilidad.


[1] Blog original. Las opiniones expresadas en este blog no representan necesariamente a las de PEFAL.